jueves, febrero 08, 2024

Ese Gran Final... Blasphemous



Al acceder al interior de la catedral, zona llamada Deambulatorio de Su Santidad, enseguida nos recibe Escribar, con un monólogo en el que recalca no saber quien eres. Solo por tu aspecto salta a la vista que se trata de otra alma en pena que no ha podido pasar al otro lado del sueño a pesar de estar ya muerto, pero es que además, podemos ver su propia tumba en el escenario.


Aunque ni el mismo líder de la orden religiosa de Cvstodia conozca la identidad del penintente que controlamos, lo que sí sabe es que venimos a matarle, así que comienza el combate. 

Básicamente, Escribar se dedicará a encerrarse dentro de una barrera de energía, mientras te lanza hechizos de diferentes elementos.


Llama poderosísimamente la atención lo rápido que le baja la vida con cada golpe. Además, si le hacemos suficiente daño antes de que lance el hechizo, lo anula y cambia de lugar, por lo tanto es perfectamente factible cargárselo sin sufrir daño. Es tremendamente fácil, pero no cabe duda de que si lo han hecho así, es por algo. No nos van a regalar el combate final jaja


En cuanto cae derrotado, el escenario se cubre de nubes, y en cuestión de segundos, ya tenemos un nuevo jefe delante. Estaba claro que tenía que haber dos combates. Por eso el primero era tan sencillo. Seguro que ahora vamos a flipar jaja ¡Hijo Último del Milagro!


Pues parece que sí, vamos a flipar, pero por desgracia, para mal. Es un combate en dos fases. Primero hay que atacar al ojo de la espadita, que no causa daño, y mientras tanto, el jefe es invulnerable, y se dedica a atacarte con todo lo que tiene.


Cuando la espadita ha sufrido daño suficiente, desaparece. La máscara de hierro de Escribar se abre y su rostro queda expuesto. Durante unos instantes, podemos causarle daño, pero no va a ser tan fácil, porque las plataformas que nos permiten llegar hasta él van apareciendo y desapareciendo por tandas. Entonces, a veces podrás darle bien, y otras veces casi nada. Al poco la espadita reaparece y el ciclo vuelve a empezar.


No me puedo creer que hayan hecho esto. Es una batalla en la que tienes que estar pendiente de todo menos del propio combate. No es difícil, es frustrante. Los ataques enemigos no te quitan una barbaridad, la velocidad no es endiablada, ni nuestra fuerza insuficiente. Simplemente es una batalla en la que están todo el rato tocándote los huevos para que no puedas hacer nada. Es como un partido de fútbol contra esos equipos que ponen el autobús y su estrategia es no dejarte jugar. Una puta mierda vamos.

La decepción ha llegado a tal punto que me he puesto a hacer otras cosas para poder seguir disfrutando del resto de contenidos del juego. He maximizado tanto la vida como las pociones, y por el camino he topado con una habilidad que va a ser muy útil en este combate. Ahora yo también puedo lanzar un mega hechizo que emerge una columna de energía del suelo y reventar a este cabrón sin tener que estar pendiente de la mierda de las plataformas.


No me había fijado en la silueta del penitente. En combate pasa todo muy rápido. Como mola. Detalles que marcan la diferencia.

Aunque la habilidad no soluciona el combate, sí que es capaz de quitar suficiente vida gastando toda la magia como para sacar el resto sin demasiadas complicaciones. Es triste tener que recurrir a estas cosas para acelerar el final en lugar de disfrutarlo, pero es más triste todavía la mierda de Jefe Final que han puesto.


Al derrotarlo, su espíritu pasa al otro lado del Sueño. Lo vemos ascender al cielo, y Deogracias nos confirma que por fin puede descansar en paz. También nos informa de que podemos acceder a la reliquia definitiva, una copa de oro y sangre que se encuentra en el trono girado de Su Santidad.


Sin embargo, cuando llegamos al trono, no vemos ninguna copa. Lo que ocurre es que el penitente emula la primera escena del juego, y como aquella mujer, se clava la espada como símbolo de penitencia final.


A su muerte, su cuerpo se convierte en un árbol, como ocurrió con el Nudo de las Tres Palabras. Y como todo milagro, su cuerpo transformado se convierte en un símbolo de devoción entre los fieles.

La devoción llega a tal punto, que surgen incluso procesiones que cargan su cuerpo durante la pascua. 


Para terminar, el narrador nos aclara que aunque ha terminado el camino de Mea Culpa, no ha terminado el camino del penitente, porque su lugar está entre nosotros, no al otro lado del Sueño. De hecho, la escena final es una mujer extrayendo la espada de su cuerpo. Fin.


Jaja calentando motores para el segundo juego. Me pregunto si el prota será el mismo o si será otro penitente con sus propios pecados y culpa. 

Es un final con dos caras claramente diferenciadas. La historia ha estado muy bien, pero por desgracia el combate ha estado muy mal. Es una pena, con la de jefazos que hay a lo largo de todo el juego, me haya tenido que tocar hablar del peor de todos. Pero bueno, estas cosas pasan de vez en cuando.

Sé que hay un final adicional que llaman True Ending, pero realmente es un final secreto de uno de los DLCs. No sé si lo sacaré o no, porque requiere hacer otra run al juego, pero debéis comprender que no puedo considerar como final verdadero algo que no estaba dentro del juego en su lanzamiento. El que vale es éste.

A pesar de todo, es un placer poder decir finalmente que un juego desarrollado y ambientado en mi país no es simplemente uno más o incluso buen juego, sino que es el mayor exponente de su género. Ha sido el mejor metroidvania que de jugado jamás, mucho mejor que los propios Metroid y Castlevania, y ojalá que en la segunda entrega también pueda decir lo mismo del final. 

Valoración Global del Final
I'll Remember the Ending
Dramatic Finish
Decisive Finish
Brave Finish
Sophisticated Ending
An Ending to Get Over
 Refrain Ending
Fateful Ending
Strepitoso Ending
Liar Ending



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