domingo, octubre 03, 2021

Ese Gran Final... Metroid




Esta entrada es un análisis del final del Metroid original de NES a través de su remake de GBA. Sin embargo, Metroid Zero Mission amplia la historia del original y cuenta con final propio, que tendrá su propia entrada diferenciada.

Derrotado Ridley, se nos abre al fin el acceso a una nueva zona, Tourian, a la que accedemos desde Brinstar a través de las estatuas de las bestias.


Tourian es un área pequeña y directa. Su entramado no ofrece ninguna complicación. Pero tiene algo que no hay en ninguna otra área, ¡metroids!


¡Por fin! Después de estar todo el juego matando bichos random, el juego nos presenta a las criaturas que dan nombre al juego.

Los Metroids son enemigos muy cabrones. Se te echan encima y comienzan a chuparte vida cual vampiros. Encima, son invulnerables a las armas convencionales. Sólo les afectan los misiles, y encima tienes que congelarles primero para causarles daño.


De uno en uno son asequibles, pero como seas tan tonto como yo y te de por avanzar un poco, estás jodido, porque de repente te encontrarás rodeado de Metroids que según te quitas de encima uno, se viene otro a chuparte la vida, anulando prácticamente tus posibilidades de sobrevivir.


Si logras acabar con ellos, puedes respirar tranquilo. Aunque vuelvas a pasar por esas salas, no hacen respawn. A cambio, tienes unos dispositivos bastante tocapelotas que te lanzan anillos de energía. Los anillos son fácilmente destructibles. De hecho, da la impresión de que estás ahí para aprovisionarte de toda la vida y munición que hayas podido perder en tu batalla contra los Metroids. El problema (o la ventaja, según se mire...) es que las máquinas que los generan son indestructibles.


Seguimos avanzando, y ahora la cosa se pone bastante seria. Llegamos a una sala en la que hay barreras especiales que sólo son vulnerables contra misiles. Y no es que les tires un misil y ya está, que va. Necesitas mogollón de impactos continuos, y si paras por cualquier motivo, se regenera enseguida.

Pero, ¿por qué ibas a parar? Pues porque tus alrededores están llenos de las máquinas que generan anillos de energía, y de torretas que disparan proyectiles, también invulnerables a toda clase de armas. Además, a medida que avanzas, encuentras huecos en las plataformas por las que avanzas. Así que, como te de un proyectil, (algo que no es complicado) para abajo y a volver a destruir la barrera desde cero.


Realmente no es que sea complicado, simplemente es molesto. Están todo el rato incordiándote para impedirte hacer algo que en situaciones normales es sencillo. Y todo para que al final del camino encuentres al Jefe Final del juego, ¡Mother Brain!


Está claro que por diseño no destaca. Es un puto cerebro con un ojo y pinchos, pero estamos ante el remake de un juego de 1986. Seguro que en aquella época el diseño era hasta innovador jaja

Ya sólo por la pinta que tiene, está claro lo que tenemos que hacer. Todo el cuerpo va a ser invulnerable menos el ojo. Pero antes de eso hay que reventar el cristal que protege a Mother Brain, una vez más, a base de misiles. Al menos el cristal no se regenera... xD


Destruido el cristal, ahora sí, vamos a reventar el ojo de Mother Brain, que también es posible únicamente a través de los misiles. Aunque la tarea es relativamente sencilla, el ambiente no acompaña. Ahora, además de los anillos, las torretas y las mini plataformas, se suma la lava, para terminar de rematar la faena.


Por su parte, Mother Brain no hace gran cosa. Abre y cierra el ojo, como cabría esperar, y al abrirlo lanza una onda de energía. No es gran cosa, pero es que, ¿qué va a hacer? Si ya está todo el ambiente cargadísimo de proyectiles por todos lados.


Normalmente, aquí tocaría quejarme porque el jefe sólo permite que le causes daño con un arma concreta, pero realmente, aquí la gracia está más todo lo que rodea al jefe, que en el combate en sí. Los anillos sí que puedes destruirse con el rayo normal y con el salto en barrena. Es más, puedes incluso congelarlos y usarlos de plataforma temporal.

En referencia a la versión original de NES, es un pelín más sencilla, porque no te obligan a agacharte para poder acertar en el ojo de Mother Brain, y la razón es muy sencilla. En la versión original no puedes agacharte xD El resto es todo igual.

Al final, es lo que hablábamos antes. Es algo sencillo de sacar, pero con todas las complicaciones posibles colocadas para putearte. A pesar de todo, realmente es muy difícil que te maten. La verdadera complicación se encuentra en conseguir no quedarte sin misiles. Ya te han obligado a gastar unos cuantos para destruir las barreras de camino al jefe, y otros tantos más para destruir el cristal que protege a Mother Brain, todo eso antes siquiera de empezar el combate, por lo que hay que tener cuidado. Personalmente, he conseguido matarlo antes de que llegara ese momento, pero ha estado a puntito.

Derrotado Mother Brain, todo se derrumba. Debemos escapar antes de que se agote el tiempo o moriremos bajo los escombros. Una vez más, la cosa no va a ser tan fácil, porque las plataformas de ascenso a la superficie son escasas, y encima se deshacen en un par de segundos. Aunque luego se regeneran, hay que ser muy rápido, y te irás al suelo más de una vez.


Al alcanzar la superficie, Samus logra finalmente escapar de la guarida de los piratas espaciales del planeta Zebes. Fin.


Hasta aquí el final original del Metroid de NES. Este remake continúa hasta tener un final propio, que veremos más adelante, cuando llegue. Sobre el final que nos ocupa, no está mal. Es limitado, como lo sería cualquier otro juego de 1986, pero a pesar de todo ha sabido utilizar correctamente sus elementos para generar tensión y ofrecer el mejor resultado posible.

Valoración Global del Final
I'll Remember the Ending
Dramatic Finish
Decisive Finish
Brave Finish
Sophisticated Ending
An Ending to Get Over
 Refrain Ending
Fateful Ending
Strepitoso Ending
Liar Ending



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