Nuevo análisis de un juego de 3DS, esta vez, el remake de Starfox 64
Este debe ser el análisis más rápido que haga nunca, porque llevo como tres días con el juego y ya me lo he pasado (por el lado bueno, por el malo varias veces ya :P)
Bueno como sabéis este juego tiene dos finales, pero incluso por Nintendo, sólo uno de ellos es considerado el verdadero final, el otro es como un premio de consolación y ni lo nombraremos.


Al acabar con ellos, Fox decide entrar él sólo a la base de Andross y obliga a los demás a esperarle fuera. En el interior simplemente tienes que seguir los diferentes caminos que se bifurcan a tu antojo. No hay ningún camino que lleve a la muerte, pero sí hay caminos con objetos y sin ellos. Después de unos cuantos giros, llegarás al Jefe Final, Andross.
Se parece bastante al jefe del Tenplo de las Sombras de Ocarina of Time, es una cabeza y las dos manos, y para reventar la cabeza primero hay que cargarse las manos. Lo malo es la forma en que se hace eso. Tienes que dispararle con el láser en los ojos hasta que se los quemas y tiene que pararse a restregárselos del dolor, entonces la mano que queda libre está a tiro. Es una estrategia un poco rastrera para mi gusto... No sé... Es como si en el Zelda, para atontar al enemigo, me obligaran a darle una patada en los huevos... Pues aquí es igual, quemarle los ojos con el láser no me parece lo más ético, por muy malvado que sea mi adversario.

Ahora vuelves a tener que reventarle los ojos, pero esta vez, no es para atontarle, es para destruirlos, y además los ojos te atacan, te lanzan rayitos, y por si fuera poco están unidos a Andross por un cable eléctrico que si lo tocas te causa daño. Por tanto ahora no veo mal atacarlos. Luego queda el cerebro solo, que se dedica a perseguirte para estrujarte con esos tentáculos que le cuelgan que no sé si son médula espinal o bulbo raquídeo, y si te pilla, media vida al garete.
Tu misión es llegar por detrás y dispararle en el cerebelo, pero no es fácil, porque se mueve tan rápido como tú y además aparece y desaparece a su antojo de un lugar a otro como si de Goku se tratase. Por suerte, o por desgracia si esperabas un combate largo e intenso, con una buena ráfaga, o dos normalillas cae, así que no tendrás que volverte loco dando vueltas muchas veces.
Al derrotarle, intenta arrastrarte contigo. Explota y se queda la pantalla en blanco unos segundos. De pronto una voz te dice que no te rindas. ¿Quién? Nada más y nada menos que James McCloud, tu padre, al que todos daban por muerto.

Justo antes de salir, James te dice que te has vuelto muy fuerte, y al salir, la base explota. Cuando llegas al Great Fox, James ha desaparecido de nuevo, y todos te preguntan qué te pasa porque te ven mirando a todos lados como un gilipollas.
Mientras vuelves a Corneria salen los créditos, y una vez allí, te ofrecen unirte al ejército, pero Fox rechaza la oferta alegando que prefieren hacer las cosas a su manera (y menos mal, porque llevaba todo el juego pensando que Fox era militar ya que, al fin y al cabo, obedece a un general).
Por último, aparece la factura y Pepper hace un comentario que varía cada partida en plan Dios que caro y esas cosas. Es una tontería pero es una de esas tonterías que marcan la diferencia. Pones el sello en la factura desde la pantalla táctil y Fin.
Conclusión, este juego es la hostia, pero su final no. Jefe Final fácil, feo, tonto y corto. Y la batalla final tampoco es nada memorable ni espectacular. Sólo se salva por la aparición del Star Wolf y de James.
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